[Storyteller] Leyendas de IcDaira, parte 1
En cuanto a la historia, tiene cuatro partes ya escritas y hace tiempo dejé una quinta a la mitad que ver si termino de escribir. Por cierto, si lo leeis y tenéis mentes inocentes, aviso que soy una malhablada y está lleno de palabrotas :3 También es un tanto fantasiosa ¬¬ yo aviso. Además, cuando estaba volviendo a leer la historia, me dieron ganas de cambiar una pareja y poner una pareja lesbiana porque es que estaba clavado que tendría que haberlo hecho entre ella (personajes secundarios) pero bueno, así también está bien.
“Me aburro.
Me aburro mucho. En nuestro mundo nunca pasa nada interesante…”
Esos eran mis pensamientos hace mucho tiempo. Sin embargo ahora, por fin tengo una historia que contar.
Siempre me costó dormirme. Da igual fuera de día o de noche. SIn embargo, esa noche, me dormí en cuanto me acosté en la cama. Pero no duró mucho, en cuanto me dormí, desperté tumbada en un suelo terroso, duro y sucio. Me levanté, me sacudí el polvo y miré a mi alrededor. Estaba en un claro de una selva, y tumbados en el suelo, empezando a despertarse, estaba mi amiga Elizabeth. Las dos estamos vestidas de calle. Con ropa de verano.
-Irina, ¿donde estamos?-me pregunta cuando nos levantamos.
-Ni idea-digo.-no entiendo qué hacemos aquí. ¿Crees que será que estamos teniendo un sueño lúcido conjunto?
-Buff, ni idea-dice ella-ni siquiera se que es eso de un sueño lúcido-bromea poniendo los ojos en blanco.
-Por ahí hay un camino, quizás deberíamos ir por ahí- digo señalando un sendero a nuestra derecha.
-Vale-dice poco convencida.
Empecé a caminar por el sendero. Todo parece igual aquí, aunque al menos el sendero era totalmente recto y no tenía bifurcaciones. Pero habíamos pasado mucho tiempo andando, y yo… pues que me estaba meando encima.
-Tía tengo que mear-le digo parando.
-Ahh-resopla-pues vete a mear, te espero aquí
-Ok
Salgo del camino hasta detrás de unos arbustos y hago mis necesidades, pero cuando fui a volver con Elizabeth, algo me golpea la cabeza desde atrás y me desmayo.
Despierto con las manos atadas en lo alto de un poste. Miro a mi alrededor. Me encuentro en una especie de aldea primitiva. No veo a Elizabeth, espero que este bien. Cuando uno de los hombres que estaban caminando por la aldea me ve grita.
-¡Se ha despertado!
En ese instante, todo el poblado, desde niños, hasta gente mayor se arremolinan a mi alrededor y empiezan a cantar un extraño cántico que no logro comprender. De repente aparece un hombre flacucho lleno de tatuajes y todos se callan, el tío empieza a cantar una cosa rara que me deja media atontada. De repente abro mucho los ojos y grito de dolor, porque mientras estaba tontada, el tío me había clavado un cuchillo en la pierna.
-¡Gilip0//@$!-grito fuertemente.
Los ejem, “lugareños” se asustan y retroceden. Justo en ese momento, dos rápidas figuras se abren paso entre la multitud soltando porrazos con unos palos enormes, y mientras uno me desata, el otro mantiene a raya a la gente. Eran dos chicos de mi edad, diecisiete años, más o menos, los dos tenían el pelo castaño y el mismo aspecto. Cuando termina de desatarme las manos, me coje en brazos, con cuidado de no hacerme daño en la herida, perdón, EN LA PROFUNDA HERIDA, de mi pierna. Entonces salen corriendo y las gentes de ese extraño pueblo no los persiguen. Poco a poco ralentizan el paso, sin embargo, el dolor de la pierna ya es insoportable y me desmayo. DE NUEVO. Empiezo a pensar que esto no es ningún sueño.
Cuando despierto estoy de nuevo en una mullida cama, e intento levantarme feliz de estar en mi cama de nuevo, pero un dolor increíble me recorre la pierna cuando lo intento. Miro a mi alrededor. Estaba en un cuarto de madera, con una puerta en frente de mi, una ventana al lado de la cama, un mesita de noche y una silla al lado de mi. Levante la cabeza y me quité el edredón de encima, tenía el muslo envuelto en unas vendas, que estaban un poco manchadas de rojo.
-Ahh-suspiro-mieeerdaaaaa.
En ese momento entra en el cuarto Elizabeth.
-¡Irina!-me grita-¡Por fin te has despertado!
-¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?¿Dónde estamos?¿Qué haces aquí?-empiezo a preguntar.
-Bueno, llevas cuatro horas inconsciente, estamos en la casa del árbol de unos trillizos, dos chicos-esto lo dice con una sonrisa pícara suya- y una chica, y yo estoy aquí porque mientras que a tí te iban a rescatar los chicos, a mi me vino a buscar al bosque Alicia, la chica. Los chicos se llaman Robin y Alex. ¿Sabías que son exactamente iguales salvo por los ojos? Alicia los tiene azules, Robin verde y Alex violetas.-y entonces empieza a hablar como una loca de los dos chicos, los amables que son y tal y cual y tontería por aquí y tontería por alla. Y a mi me entro hambre.
-Tengo hambre Lili-le digo. Justo en ese momento, entra una chica con una cara muy dulce, uno o dos años más pequeña que nosotros, con el pelo largo y marrón y los ojos azules.
-Ho-hola-dice tímidamente-he oido ruidos y pensé que te habías despertado, al parecer acerté. ¿Quieres comer algo? Ya pasó el mediodía.
-Claro-le digo sonriente-Cualquier cosa estaría bien.-la chica, Alicia, se fue cerrando la puerta detrás suya.
-Oye, ahora en serio, ¿dónde estamos?-le pregunto a lili.
-Bueno, al parecer, y por lo que he hablado con los trillizos, hay dos posibilidades. La primera es que nos hemos transportado al futuro, y que la tierra es así en esta época. Por que me contaron que hace mil años estalló una guerra que destruyó el mundo y ahora viven en una mezcla de la edad media, y steampunk. Y la segunda opción es que estemos en otra dimensión. De repente se abrió la puerta.
-Vaya,-dice el que deducí que sería Alex, por su pelo castaño y sus (increíbles) ojos violetas.- ya se despertó la otra bruja mentirosilla.
-¡Eh!-decimos Lili y yo a la vez. Cierra la puerta y se va sonriendo maliciosamente.
-Será capullo el tío-le digo a Lili.
-Sí, se me olvidó decirte que solo se parecen en apariencia, Alicia es super dulce, Robin, bueno, Robin si que si parece a Alicia, también es super dulce, y Alex, bueno, el es un idiota que cree que somos unas brujas mentirosas.-dice ella suspirando.-También dice que somos espías de una bruja rara, que al parecer quiere destruir el mundo y bla bla bla. Ya sabes.
-Bueno, entonces está claro que estamos en otra dimensión ¿no?-le digo yo.
-Sí, supongo-dice frunciendo el ceño-pero ahora, ¿cómo regresamos a casa?
-Buah, ni idea.-le digo yo.-pero tenemos que volver pron… O no, quizás deberíamos quedarnos un poco más. Disfrutar de esta aventura. Mientras averiguamos cómo volver. Y si lo descubrimos demasiado pronto, pues nos quedamos hasta que se me cure la herida.
-Bueno-dice con una sonrisa pícara-no estaría… del todo mal.
Nos reímos juntas. Al momento entra Alicia con cuidado, sosteniendo un bol con sopa. Se acerca a la cama y me entrega la sopa y una cuchara.
-¡Buen provecho!-me dice-espero que te guste, la hice yo.-pruebo la sopa y me relamo los labios.
-Mmm…-digo yo- Está de rechupete.
-¿De verdad?-dice Alicia- He puesto un poco de hierbas curativas, así la pierna se te curará en un día, más o menos.
-¿Sí?-pregunto. Ella asiente- Pues muchas gracias.
Entonces entran los dos hermanos a la habitación.
-Vaya-dice Robin-parece ser que ya te has despertado, entonces, ¿salistéis de un portal en el bosque?
-¿Un portal?-pregunto yo. Lili me lanza un mirada rara-No, solo me acosté en mi cama por la noche y cuando desperté estaba allí, en el bosque. Y según lo que hablamos en el bosque, tú también lili.-la miro rara. Todos la miran sorprendidos. Ella baja la cabeza y el flequillo le tapa los ojos. Cuando levanta la cabeza ya no es ella. Seguía teniendo el mismo pelo, pero sus rasgos eran diferentes, y sus ojos eran ahora azules y con oscuridad en ellos.
-Je-dice-Tienes razón. Elizabeth vino de la misma forma que tú. Pero yo vine por un portal, desde el castillo de la reina oscura, que es donde se encuentra tu amiga ahora-sigue diciendo con una gran sonrisa en la cara mientras se eleva en el aire, hasta que los dos hermanos no pueden alcanzarla, pues se habían abalanzado sobre ella. -Y es donde irás tú ahora Alicia-dice mientras alarga un brazo hacia ella, del que sale una luz violeta que lanza hacia ella, pero Robin se lanza contra Alicia. Sin embargo, no logran apartarse y desaparecen. -Bueno, él no debería haber ido, pero no esta mal. Así que, Alex, tú e Irina deberán ir hasta el castillo de la reina oscura en el plazo de dos meses, pero no sin antes encontrar la flor de luz, en las cataratas celestes. Si no váis al castillo con la flor en dos meses. Vuestros amigos morirán.-y con esto último se desvanece en una luz violeta.
-¡NO!-grita Alex con los ojos desorbitados. Yo me quité la manta de encima y moví las piernas con cuidado hacia la derecha para sentarme. La pierna ya casi no me dolía.-Tenemos que ir a por esa maldita planta de inmediato, al menos si queremos llegar a tiempo a ese puto castillo de mierda.
-No-digo yo mientras viene a mi mi yo frío y analista-lo mejor sería esperara hasta mañana, para que mi herida se cure, puesto que según tu hermana, gracias a las hierbas que había en la sopa que me dio, mañana tendré la pierna como nueva. simplemente, los últimos días antes de llegar a la catarata aceleramos y ya. Porque si vamos ya, mi herida empeorará, y luego no ralentizaremos.
Alex mi mira con los ojos entrecerrados, luego sale de la habitación sin pronunciar media palabra. Luego de eso, termino de comerme la sopa y dejo el bol en la mesilla de noche. Acto
seguido, me duermo, aunque aún falten varias horas para que anochezca.
Me despierto de nuevo, y esta vez sí, en mi mullida cama, por la voz de mi madre diciendo que me levante. No, no puede haber sido un sueño. Me miro la pierna, tengo una cicatriz en ella. me tapo la pierna con la falda para que mi madre no la vea. Sí, fue todo verdad, anoche fuí a ese extraño mundo, y solo han pasado unas horas, aunque allí pasé mucho más tiempo. Después de desayunar, me visto para ir al instituto y cojo la guagua justo a tiempo. Cuando llego al instituto, no veo a Elizabeth en ninguna parte. Sí, definitivamente real. El resto del día, lo paso en mi mente. Esa noche, hago una prueba, me duermo con el movil en el bolsillo del pantalón corto que me puse de pijama, y me duermo pensando en ir con Alex. Me duermo enseguida, algo raro en mi. Y mis plegarias se cumplen, por que me despierto con las primeras luces del alba en la cama de las casa del árbol de los trillizos. Me levanto, ya con la pierna totalmente curada. Salgo de la habitación, y me encuentro en un salón con dos sillones y una mesita en medio. Veo una puerta a mi derecha, toco y abro, es la puerta de entrada, fuera había un pequeño porche, del que colgaban unas escaleras para bajar al suelo. Me siento al borde del porche y noto algo en el bolsillo trasero de mi pantalón corto. Me levanto y saco mi movil. Lo enciendo. Y tengo cobertura. No lo voy a utilizar, pero puede que me haga falta en algún momento, no se porque. De repente se abre la puerta y sale Alex disparado.
-¡Me diste un susto de muerte!-dice cabreado-Fui a tu habitación y…-no lo dejé acabar.
-Se como ir de vuelta a mi casa-le digo. Él se queda callado-he ido, y he vuelto.
-¿Qué?¿Cómo lo has hecho?-pregunta sorprendido.
-Me he dormido y he vuelto a mi dimensión, pero en ella había pasado menos tiempo del que pasé aquí ayer. Y allí pasé mucho más tiempo del que hubiera pasado aquí anoche. Se como ir a voluntad, y además se traer cosas desde mi dimensión a esta.- me vuelvo hacia él sonriente.
-¿Y eso ahora que tiene que ver?-me pregunta cabreado-¿Es que has venido solo para decirme que me las apañe yo solito?
-No idiota-le digo yo también cabreada-te lo dije para que lo supieras, nada más, quizás esto nos salve. Si no te lo hubiera contado, sino que lo hubieras descubierto t u solito estarías más cabreado que por la tontería de que a que venía. ¿O me equivoco?-le dijo con una mirada asesina.
-Vale, vale-dice molesto-bueno, ya lo tengo todo preparado, así que nos marchamos.
Me da una mochila y el se pone otra. Bajamos del árbol y empieza a caminar, así que le sigo a paso ligero.
Estuvimos caminando sin dirigirnos una sola palabra. Cada noche, dormía y volvía a mi mundo, donde ya era noticia la desaparición de Elizabeth. Al principio del viaje decidimos las tareas de todo el mundo. Yo hago el fuego. El caza. Listo. Sin embargo, hoy mientras comíamos, hablé.
-No lo sé, se supone que es la única flor que hay en las cataratas.-dice tranquilo.
-¿Qué?¿No sabes cómo es?-le pregunto cabreada.
-¡No!¡No lo se!¡Y no tendría por que saberlo si tú y tu amiguita no hubieran aparecido aquí nunca!¡Es todo culpa vuestra!-dice cabreado, ya con los ojos desorbitados. Eso dolió.
Me fui del campamento y me adentré en el bosque. Estuve caminando mientras murmuraba maldiciones, cuando oigo un ruido. Pienso que es Alex y me acerco al ruido, pero cuando llego, veo un feo mono, con una armadura puesta, y una lanza en las manos. Se asustó cuando me vio y enseguida me tiró la lanza y se fue corriendo. No me di cuenta de nada hasta que la lanza se me clavó en un costado y grité de dolor. Caí hacia un lado y grité. No podía llorar. La garganta se me secó y tuve que dejar de gritar. Empecé a ver puntos negros en mi campo de visión y se me taponaron los oídos. El dolor era insoportable, y no entendía como podía seguir viva. Los ojos se me empezaron a cerrar. De repente oí una voz que me llamaba, era la de Alex, y yo intenté gritar su nombre. Quizás hubiera una oportunidad de que viviera.
-Alex-dije casi en un susurro. Noté entonces unas manos que me elevaban con cuidado y me abrazaban.
-No cierres los ojos por el amor de dios-dice Alex asustado. Lo veía borroso, pero me aferré a él y no cerré los ojos del todo mientras el me llevaba en volandas. Llegamos al campamento y él cogió el mapa conmigo en brazos, miro una cosa y se puso las dos mochilas con todo en la espalda y empezó a caminar. Poco después, llegamos a una casa, más bien una cabaña, de la que salió una mujer. Ella le dijo algo a Alex que no pude escuchar, y entró conmigo en la cabaña. Allí, me puso de lado en una mullida cama. La mujer dijo algo, y yo me sumí en un profundo sueño.
Me desperté en la misma mullida cama de anoche. Alguien me cogía de la mano y murmuraba. No podía moverme, puesto que dolía un huevo si me movía, pero pude ver a Alex. Era el que susurraba mientras tenía mi mano entre las suyas. Noté unas vendas en un costado, y en que ya no tenía ni la lanza ni el dolor atroz de antes. Entró en la habitación la mujer de la otra noche y quise hablar para agradecerle que me hubiera curado, pero no pude mover la boca. La mujer mandó fuera a Alex y ella me dio una medicina que me hizo dormir de nuevo.
Desperté de nuevo, esta vez sola. Abrí los ojos del todo y me senté en la cama. Ya no me dolía nada y podía mover la boca. Me levanté. Tenía puesto un camisón blanco sin mangas que me iba largo. Caminé poco a poco hacia la puerta, puesto que, deducí yo, debía de haber pasado tiempo desde la última vez que caminé. Abrí la puerta. Desde una ventana entraba una suave luz de madrugada, y pude ver un sillón, una mesa, y unas sillas. En el sillón tumbado estaba Alex dormido. Así dormido, parecía un niño pequeño. Ya no tenía ese ceño fruncido de siempre. Me acerqué con cuidado de no despertarlo y le aparté los mechones de pelo que le iban a la cara. De repente entró la mujer en la habitación y di un salto atrás. Por suerte alex no se despertó. Pero yo me puse roja como un tomate.
-Veo que ya has despertado-dice la mujer. Era una mujer alta, como de la edad de mi madre, morena de piel, con el pelo rojo fuego y los ojos verde brillante. Vestía un traje blanco como el que yo tenía, atado con un pañuelo verde en la cintura.-Te ha salvado la vida, ¿sabes?
-¿Él?-pregunto señalandolo.
-Sí-dice-necesitabas sangre, y él se ofreció. Ahora estáis los dos un poco débiles, pero sanos, así que no os forcéis demasiado.
-Vale-le digo-Gracias por todo. De verdad.
-De nada-dice sonriendo-me gusta ayudar a la gente. Por cierto, podéis iros cuando queráis cuando él despierte, he puesto provisiones en vuestras mochilas. Y te he hecho ropa nueva, la otra quedó destrozada-dice mientras coje la ropa de una estantería de la pared y me la entrega.-Por cierto, me llamo Marissa.
-Gracias Marissa-le agradezco-voy a ponermela.
Fuí al cuarto en el que estaba antes y me cambio. La ropa que me dió eran unos leggins marrones, una falda de esas medievales de montar a caballo, que no me puse. Y una camiseta a lo medieval marrón claro. Salgo de la habitación y veo a Alex apoyado en una pared con una mochila a las espalda y otra en el suelo. Me mira raro.
-¿Qué?¿Nos vamos o qué?-Dice con una media sonrisa en la cara-Solo faltan trés semanas para el plazo de dos meses
-¿Tres semanas?-pregunto-Si cuando me atacaron solo habían pasado tres semanas.
-Ya, pero hemos estados aquí dos semanas-dice mirando al suelo.-pero no pasa nada. Marissa nos ha dado dos billetes para un tren privado que pasa por las cataratas y que nos llevará al castillo en dos días. Así que tenemos que llegar a las cataratas dos días antes del final del segundo mes como máximo.
-Buff-suspiro-menos mal.
Salimos de la cabaña de Marissa y nos dirigimos a paso ligero hacia las cataratas. Cinco horas después, si no he calculado mal, Alex empezó a fatigarse un poco y se puso un poco blanco. Estuvo a punto de caerse y yo lo sujete.
-Deberíamos descansar-le digo-estás cansado por la falta de sangre, aún no te has recuperado del todo.
-No, tenemos que seguir-me dice soltandose.
-¡No! Será peor si hacemos eso-le replico- además, es hora de almorzar, siéntate y haz fuego. Dame tu arco.
-¿Qué? Si no sabes cazar, no creo que ni siquiera sepas utilizar el arco-dice cabreado.
-Hey, tranquilidad. Se utilizar un arco perfectamente, y también se cazar-le vuelvo a replicar. Él me dá su arco a regañadientes.
Me alejo de allí y me agacho tras unos arbustos, pues había visto un conejo. Tenso. Apunto. Tiro. Ya tenemos almuerzo. Me levanto y cojo el conejo. Acto seguido me dirijo al campamento, donde Alex ya había hecho fuego. Me mira sorprendido cuando me ve con el conejo en las manos y sonrío. Él desolla al conejo y lo asamos. Después de comer se siente mucho mejor y reiniciamos la marcha enseguida.
-Gracias-le digo mientras caminamos.
-¿Por?-pregunta sin mirarme.
-Sabes perfectamente por qué-le replico.
-Nop- responde tozudo.
-Idiota-digo riendo.
Empezamos a hablar de trivialidades, y finalmente acabamos hablando de esa “Reina Oscura”. En realidad, al parecer, solo fue mala al principio. Si era cierto que de vez en cuando hacía alguna maldad, pero desde que ganó la guerra a los antiguos reyes, todo iba bien, y no mataba a niños ni nada raro. Así que en realidad, no era tan mala. Y por eso, le parecía tan raro que quisiera con tanto ainco la flor. Y por qué debíamos traerla nosotros.
En casi tres semanas de caminata, por fin llegamos a esas “famosas” cataratas. Cuando llegamos allí. Vemos la flor, es la única flor de los campos que rodean la catarata. Y era… un lirio branco normal y corriente.
-¿Es esa flor?-digo señalándola.
-Sip-dice.-mierda.
La flor estaba en una roca en medio de la catarata. Una catarata de varios cientos de metros de altura, y con una fuerza monumental.
-Oye, ¿esa flor tiene algo de especial?¿Es mágica?-le pregunto.
-No, pero es la única que queda de su especie en todo el mundo, ha desaparecido por sus propiedades medicinales.-dice.-pero no se como la vamos a cojer.
-Yo lo sé-le digo. Me tumbo en el suelo y me duermo. Despierto en mi cama. Hoy es domingo. Salgo de mi casa y voy corriendo a una floristería. Compro un lirio branco y lo dejo en un bote en mi casa. Esa noche, cogí el lirio y me dormí.
Desperté en el mismo sitio en el que dormí. Me levanto y le entrego la flor a un Alex con los ojos desorbitados de la sorpresa.
-¿¡Cómo lo has hecho!?-pregunta sorprendido.
-Te dije que serviría en algún momento-le digo riendo-En mi mundo hay como millones de estas flores. Nosotros las llamamos Lirios Brancos.
-Gracias-me dice serio-Rápido, el tren debe de estar a punto de llegar.
Alex me conduce hasta unos raíles, donde acababa de llegar un tren de vapor… aunque nadie lo conducía. Alex deja los billetes en el marco de la ventana de una de las puertas. En seguida la puerta se abre, dejándonos pasar. Él me coje de la mano y entramos en el tren. Donde me la suelta mientras se sonroja y se da la vuelta. Va a uno de los asientos y se sienta. Y yo detrás después a su lado. El tren empieza a rodar sobre los raíles y nos ponemos en marcha. Unas horas después, se abre la puerta al final del pasillo, y unas bandejas con pastelitos, vienen flotando hasta nosotros, que, sorprendidos, cojemos uno cada uno.
-Gra-gracias-digo entrecortadamente. Pruebo el pastelito de chocolate que cogí. Dentro tenía una especie de caramelo líquido que sabía… a fresa creo. Mmm… Pronto vinieron más bandejas, con más pastelitos, y una bandeja con dos copas con unos cócteles de color azul electrico. Los dos cojimos uno y seguimos cojiendo pastelitos. Cada vez queríamos más, y cada vez que cojíamos otro, nos acercabamos más el uno al otro, riendo a carcajadas. Cuando terminamos los cócteles, Alex me pasó el brazo por los hombros y nos bebimos otro. Se hacía de noche. Las bandejas se retiraron. Pero nosotros seguimos riéndonos. No se que tendrían esos pastelitos, pero algo estaba mal ahí. De repente Alex me beso y yo le correspondi al beso. El se separó, pero no le deje y lo volví a acercar. Él se levantó y me llevó entre risas hasta la puerta al final del pasillo. La cruzamos y fuimos a las habitaciones entre risas y besos. Y cuando entramos a una, todo el alcohol desapareció y nos caímos, él encima de mi. Nos sonrojamos y él se quitó de encima. Miramos la puerta, a un lado, ponía: “En las habitaciones no está permitido el alcohol de hada”.
-Vaya-dice-¿Era alcohol de hada?
-Debe ser-digo aún sonrojada.-deberíamos dormir. Aquí mismo esta bien, hay dos camas-digo señalando la litera a un lado de la habitación.
-Sí-dice mirando para otro lado, también sonrojado.
Los dos nos metimos en una de las camas. Yo a la litera y él a la cama de abajo. Me dormí enseguida y fuí a mi mundo, a pesar de estar agotada. Estuve todo el día pensando en lo que había pasado y sonrojando cada dos segundos, por lo que mis amigas estuvieron todo el santo día preguntando y los profes todo el santo día echándome la bronca. Intenté olvidarme de todo. Intenté pensar que todo había sido cosa del alcohol. Pero sabía que no del todo. Esos malditos pastelitos solo se habían librado de nuestra vergüenza. Por que si no hubiera querido que me besara. Luego le hubiera pateado el culo en la habitación. Y si él no hubiera querido besarme, se hubiera enfurruñado y no me hablaría. Ahora estaba deseando volver para hablar con él. Ya en mi casa, se me paso el tiempo volando, y en nada estaba en mi cama, a punto de dormir. Cuando desperté, aún era de noche, como siempre que me despertaba en ese mundo, puesto que me despertaba con los gritos de Alex en la noche. llevaba teniendo o pesadillas desde que salimos de su casa. Cada noche se despertaba a media noche, y yo con él. Baje de la litera e intenté calmarlo. Le decía cosas como: “No te preocupes”, “Era solo una pesadilla”, “No era real”,”Ahora estoy yo contigo”.
Sin embargo, nunca conseguía calmarlo del todo, pues ni siquiera me contaba de que eran esas pesadillas. Esa vez hice algo diferente. Levanté la manta y me metí en la cama con él. Lo abracé y me quedé con él. Dejó de temblar y me miró sorprendido. Yo recosté mi cabeza en su pecho y me dormí, pero no desaparecí. No fui a mi mundo de nuevo. Me quedé con él las pocas horas que quedaban hasta el alba. Me desperté aún en brazos de Alex. Me quedé quieta y no dije nada hasta que él se despertó.
-Buenos dias-dice en mi pelo.-Gracias Irina.-me agradece mientras me besa en la coronilla y yo me sonrojo. Hago de tripas corazón, alzo la cabeza y lo beso. Solo es un pico. Pero hace que los dos nos sonrojemos, pues esta vez, estábamos totalmente sobrios. Ese día los pasamos en el cuarto, tumbados en la cama descansando, en parte para coger fuerzas, y en parte para no tener que salir de la habitación y encontrarnos de nuevo con esas bandejas. Cuando empezaba a oscurecer el tren llegó a su destino y nosotros bajamos de él. Delante nuestra estaba por fin el castillo de la Reina Oscura. Con el Lirio en la mano, entramos en el palacio, y unas extrañas criaturas con forma humanoide pero hechas de humo negro. Finalmente llegamos a una habitación enorme en el que había un trono en el que se sentaba una chica de mi edad, con el pelo negro azabache y los ojos rojos como la sangre. A su lado, en una jaula, estaban nuestros amigos.
-Dadme la flor de luz-dice con una voz angelical. Alex se adelanta y se lo da con recelo.-Bien, lo prometido es deuda. Aquí tenéis a vuestros amigos-entonces alarga una mano hacia la jaula, y esta desaparece en una luz negra. Los hermanos de Alex corrieron hacia él. Los dos hermanos se dieron un abrazo “de machotes” y Alex estrujó a Alicia. Elizabeth vino corriendo hacia mi y me abrazó.
-Pero ahora, necesito un pequeño favor Irina.-dice la reina.
-¿Qué es lo que queréis?-digo yo cortésmente.
-Quiero que me ayudes -dice triste- mi hija, está a punto de morir, y te necesito para que el hechizo que lo curará sirva.
-Vale-le digo, para la sorpresa de los demás, sin embargo, no dicen nada. La reina se levanta de su trono y me conduce hasta la habitación de su hija, que es solo un pequeño bebe.
-Debes poner la flor en su pecho y apretar un poquito con las manos. No debes pronunciar ninguna palabra, pero debes querer hacer esto, y debes tener buenos sentimientos. Tú tienes el poder. Tú, eres la única que puede hacerlo.
Hago lo que me dice. Realmente quería curar a ese niño. Era tan pequeñito. No podía dejar que muriera. Tenía muy mala cara. Sin embargo, cuando pensé esto, su cara empezó a mejorar y noté un torrente de energía recorrerme y pasar al cuerpo del niño. Poco después, el niño reía, y yo separé las manos de su cuerpecito. La flor había desaparecido.
-Gracias-me dice la reina con lágrimas en los ojos. Yo salí de allí y fui a encontrarme con mis amigos.
-¿Qué pasó allí dentro?-dice Alex.-Se veía una luz blanca venir de debajo de la puerta.
-Ni yo misma lo se. Solo sé, que curé al bebé de la reina.-digo sonriente. Alex se acerca a mi y me coje en volantas por la cintura y da una vuelta, me baja y me besa. Todos los demás se nos quedan mirando atontados.
-¿Dónde está mi arisco hermanito?-preguntan Alicia y Robin a la vez.
-¿Qué pasó mientras no estábamos?-pregunta Elizabeth.
-Demasiadas cosas para contarlas ahora-decimos Alex y yo a la vez mientras los miramos, aún abrazados.
-¿Qué tal si volvemos a casa?-sugiere Alex.
-Quizás deberíamos esperar un poco ¿no?-dice Alicia.
-Estaríamos al menos un mes de caminata-dice Robin.
-Cojanse todos de las manos, quiero probar algo-digo yo mientras le doy la mano a Alex y a Lili. Todos nos damos la mano y yo me concentro en la casa del árbol, y me dejo dormir. Cuando todos abrimos los ojos, estamos tumbados en el suelo delante de la casa del árbol.
-¿Cómo has hecho eso?- pregunta Alex.
-Bueno… utilicé la misma mecánica que cuando vuelvo a casa. Pero en vez de pensar en ir a mi casa. Pensé en ir aquí.-le digo sonriente
-¿Ir a casa?-grita Elizabeth-¿Has ido a casa?
-Sip, no entiendo porque tú no puedes-le digo extrañada-Supongo que querréis oír cómo llegamos hasta allí, ¿no?
-Definitivamente-dice Robin mirándonos Alex y a mi.
-Pues supongo que habrá que empezar, ¿no?-dice Alex. Él se ríe y le pasa el brazo por los hombros a su hermano.
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Bueno, espero que os haya gustado la historia!!! Y aunque no lo creáis (el final es bastante cerrado) hay una segunda, una tercera, y una cuarta parte!!! La siguiente está escrita desde las perspectivas de Irina y Alicia, que se van intercalando, y es más cortita que esta primera parte (me fui quedando sin ideas) así que la voy a alargar un poco (o juntarla con la tercera parte). La verdad es que estoy leyendo otra vez la segunda parte y es un poco... ejem, rara al principio, quizás incluso forzada, pero bueno. (También parece un episodio de linterna verde ¬¬).
Beshus y hasta pronto!!
Es muy interesante, ya estoy esperando por los otros capitulos ^^
ResponderEliminarsaludos n.n
Muchas gracias!!!
EliminarBeshus!