[Storyteller] Maldito Chupasangre, parte 2
P.D: Por ahora estoy utilizando la imagen de abajo para esta historia, pero ya la cambiaré por un cartelito decente cuando tenga tiempo. Y por cierto, la historia tiene palabrotas.
Aparentemente, todo seguía igual que siempre en el pueblo. Sin embargo, todo el mundo estaba muy tenso por mi culpa.
Días después de llegar de nuevo al pueblo, y ya olvidado lo de Jack, tocó celebrar mi ceremonia. En esa ceremonia, los que acaban de hacer la prueba tienen que decidir, dependiendo de su puntuación, que trabajo quieren. Pero claro, nadie se espera, que con la de bichos que hay fuera, alguien se quiera ir, y sobre todo alguien como yo, que puedo elegir cualquier trabajo. Así que cuando me tocó a mi hacer la ceremonia... bueno, no se lo tomaron muy bien...
-¿¡QUE!?-gritó mi madre cuando dije en público que me quería ir del pueblo- ¿¡QUE QUIERES HACER QUE?!
-Mamá, tranquilízate-le digo- Es lo que quiero, y voy, hacer, me dejes o no.
-Pero...-empezó a decir llorando. Para mi sorpresa, la señora Willburg, la "jefa" de la aldea, intervino:
-Déjala que se vaya. Es su decisión, y ya es mayor para tomar sus propias decisiones.
Y ahí terminó la celebración. No hubo fiesta, ni baile ni nah. Desde entonces todos me miran raro. Pero quitando eso, todo iba relativamente normal, ya casi no notaba los efectos de haber tomado la sangre del vampiro y casi me había olvidado de lo sucedido. Sin embargo, tiempo después de lo ocurrido, y casi llegado el día de mi partida, sonó la alarma. Era de noche. Me levante como un resorte en cuento escuché la sirena. Habíamos hecho simulacros antes, pero nunca de noche. Entonces escuche sonidos extraños en la cocina, y luego a mis padres bajando corriendo la escalera. Yo también me levanté, cogí mis dagas y fui tras ellos vestida aún con la camiseta y los pantalones cortos de dormir. Cuando llegué a la cocina me encontré un panorama desconcertante. Mi madre y mi padre en bata, con sus armas, y llenos de sangre del inconfundible vampiro muerto que estaba tendido en el suelo. Iba a decir un comentario irónico sobre batas, bats y mis padres, cuando tres vampiros más entraron como balas por la puerta de la cocina.
-¡Sal de aquí!-gritó mi padre-nosotros los entretendremos-dijo haciéndose el héroe.
-¡Y una mierda!-grito en su cara mientras corro casi a la misma velocidad que los vampiros hacía ellos y mato a dos cortándoles la cabeza con mis dagas.
-¿Como has..?- empezó a preguntar mi madre.
-Una larga historia-le respondo-Id a esconderos- les digo mientras mato a tercer vampiro.
Entonces me voy a fuera sin decir una palabra y me voy abriendo camino como puedo (matando) entre los vampiros hasta encontrar la puerta de la muralla. Estaba totalmente destrozada. Y lo peor. No paraban de entrar vampiros.
-No puede ser-digo en voz alta- Ha sido culpa mía, ese vampiro nos ha delatado y ha dicho donde estaba el pueblo.
Entonces me consume la ira. Empiezo a matar y a matar a más y más vampiros, que se quedan estupefactos con mi rapidez y fuerza. Pero cada vez llegan más vampiros, que me van rodeando, y que al final, no me matan, como yo creía, sino que me apresan, me sujetan y me ponen grilletes en los pies, las manos y el cuello, y me llevan fuera de la muralla. Allí me meten en un furgón y me dejan sin sentido con un extraño gas, igual que todos los que están en el furgón.
Me despierta una voz conocida. Es la de uno de los aldeanos, un niño, bastante joven para no haber hecho la prueba todavía. Me desperezo y le doy las gracias por haberme levantado. Estábamos todavía en el furgón, pero este empezaba a pararse, y antes de darme cuenta, pero ya totalmente alerta, se abrieron las puertas del furgón. Fuera había como diez u once vampiros, que empezaron sacarnos del furgón. Lo hacían a lo bruto si nos resistíamos, así que decidí bajar yo solita. Después de encadenarnos a todos a una sola cadena y habernos quitado los grilletes de los pies (ouch, que mala idea teniéndome a mi cerca), nos llevaron por oscuros pasillos hasta llegar a una habitación muy iluminada. Allí había varias mesas con unos harapos. Nos tiraron uno a cada uno.
-Venga, ponéoslo-dijo uno de ellos- y rapidito. -entonces nos quitaron también los demás grilletes que teníamos para que nos lo pusiéramos. Ya, y una mierda me desnudo delante de esos brutos, que al parecer se divertían mucho al ver a todos los demás cambiarse (todos muy jóvenes).
-No pienso ponerme esta mierda, -le escupo a la cara- y mucho menos me pienso cambiar delante de esos chupasangres.
-¿Qué acabas de decir?-pregunta mientras sus ojos brillan con un tono anarnjado cada vez más peligroso.
-¡Vaya!-exclamo-¿Es que estás sordo?- entonces, antes de que pueda siquiera moverse, le asesto una patada lateral tan fuerte y rápida, aprovechando que aún tengo sangre de vampiro, en la cara, que le parto al nariz y el grita:
-¡¡¡¡JODER!!!
Yo me parto de risa y dos vampiros me cogen de los brazos. El vampiro al que le rompí la nariz se la toca y se la recoloca de un movimiento rápido. Entonces, como no me habían agarrado los pies, me impulso, le vuelvo a romper la nariz, doy una vuelta en el aire, y tiro a los que me estaban sujetando los brazos.
-¡¡¡MIERDA!!!-vuelve a gritar el rubio (el vampiro, que es rubio).
-Mira rubio, -le digo con todo el descaro del mundo mientras cinco vampiros me amarran con los grilletes las manos y los pies- hagamos un trato. Tu dejas que me quede con esta ropa y yo dejo de romperte la nariz. ¿Qué me dices?
Entonces se vuelve a colocar la nariz y hecha hacia atrás el puño para pegarme ahora que estoy "indefensa" (mentira, yo jamas estoy indefensa), pero otro vampiro lo detiene.
-Déjala idiota, que vaya con esta ropa, te va a volver a romper la nariz, debe de haber conseguido sangre de algún vampiro, es más fuerte que el resto-dijo con toda la sensatez del mundo- De todas formas, acabará rindiéndose, cuando la vendamos ya podrán golpearla lo que quieran y verá a los vampiros como son en realidad.
¿Venderme?No, no, imposible. Pero cierto, nos iban a vender.
Después de que todos se vistieran menos yo, nos hicieron subir por las escaleras que había en una de las esquinas del cuarto. Cuando llegamos arriba nos encontramos con toda una muchedumbre de vampiros ansioso que vitoreaban al rubio, mientras el les hablaba sobre sus "mercancías". Acto seguido, fue cogiéndonos de uno en uno, nos presentaba, y hacía una subasta. Después el subastado se iba con su nuevo "dueño"... Todos eran tan solo unos niños. Después de haber terminado con unos cuantos, tocó mi turno. Me resistí cuando me llevaron hasta el rubio, pero no pude hacer nada.
-Bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí? Una peleona.-dijo cogiéndome del brazo. Acto seguido hizo una rápida descripción mía y pasó a las subastas- ¡Vamos señores! Empezamos la subasta en mil dólares, ¿quién ofrece más?
Y empezó una subasta no muy concurrida como las otras (debe de ser por lo de peleona), en la que yo gruñía a todo aquel que subastaba. Sin embargo, llego el final de la subasta.
-¡Doy seis mil!-gritó uno de los dos que habían quedado subastando al final. El otro quedó callado.
-¡¡¡Genial!!! Es tuya a la de una, a la de ...-gritaba el rubio, pero no pudo terminar, porque una persona encapuchada que acababa de llegar gritó:
-¡¡¡Doy diez mil!!!-joder, y yo que pensaba que no les gustaban las peleonas. El rubio se quedo estupefacto unos segundos pero en seguida, al ver que todos se quedaban callados, empezó a contar de nuevo.
-Es tuya a la de una, a la de dos y a la de... ¡Tres! Tuya amigo-dijo.
Mierda, no puede ser, lo mato, me da igual quien sea, lo mataré en cuanto estemos solos. Cuando me desencadenaron los pies para poder caminar mejor aproveche para poder volver a romperle la nariz al rubio. Una mala idea, pues esta vez, si que se cabreó, y estuvo a punto de darme un buen puñetazo. Sin embargo, una mano se interpuso entre el puño y mi cara.
-Te recuerdo, que ahora la chica es mía- dijo la voz de mi nuevo "dueño". Que sonaba extrañamente familiar.- Vámonos -me dijo el vampiro.
Me cogió entonces de la cadena del cuello y me llevo con él. Después de un rato de caminata por unas calles apestosas llenas de vampiros pijos, llegamos a un garaje y recorrimos un tramo hasta llegar a una moto negra. Entonces el vampiro, que aún no se había quitado la capucha, cogió las llaves que le habían dado y me quitó los grilletes del cuello y las muñecas. Me quedé estupefacta, primero me protege, y después me suelta. Y entonces se echa la capucha de la sudadera hacia atrás.
-¿Sorprendida?-dice Jack abriendo los brazos. Pues sí, sorprendida. Acto seguido le intento dar un puñetazo, pero el detiene mi mano.-¡He! ¿Es que no me reconoces o qué?
-¿Qué? Yo no dije nada-me dice con sinceridad.- Créeme - no se cómo pero lo hice-Yo no dije nada. Además, si lo hubiera hecho, no me habría molestado en gastar diez mil dólares en que no te fueras con ningún sádico.
-Vale, vale, te creo... Y... siento haber intentado romperte la cara-digo yo también sincera.
-Que dulce la niña, ni haber intentado pegarte, noooop. Me encanta. Directa al grano. -me dice burlón.
-Pffft... Acabas de echar por tierra cualquier perdón que pudiera salir de mi boca en el futuro para ti-contraataco.
-Pffffft... Que decepción. Bueno, ponte el casco y nos vamos-me dijo mientras me entregaba el casco de la moto. Luego se subió el con otro casco puesto y me indicó con la cabeza que me subiera. Me subí y nos fuimos del garaje.
Fuimos pasando edificios cada vez más grandes, que solo había visto en las clases de cultura de el colegio, aunque ahora un poco más modernos, cuando era pequeña. Finalmente llegamos a la entrada de otro garaje, esta vez privado, de un chalé. Entramos en el garaje, en el que ya había aparcado un coche... ¿deportivo? muy bonito (yo no entiendo de estas cosas).
Nos bajamos y entramos en el chalé por unas escaleras oscuras. No dijimos nada mientras subíamos las escaleras. Al llegar a un salón muy grande con unos sillones enormes y una televisión muy fina y grande, me indicó que me sentara y empecé a soltar todas las preguntas que me había aguantado hasta ahora.
-¿Por qué en la subasta solo había gente joven?¿Donde están las demás personas del pueblo? ¿Están vivas o muertas? ¿Y mis padres? ¿Podría salvarlos de alguna manera? ¿Y si no? ¿Qué vamos ha hacer ahora? ¿En donde estamos?-cogí aire-Vale ya. Creo que eso es todo.
-Pensé que no ibas a empezar a preguntar nunca.-me dijo con cara de resignación.- Vale, te lo diré por orden. Solo venden gente joven porque es la que más gusta a la gente. La demás gente de tu pueblo, lo más seguro es que estén en las granjas de sangre, que es donde envasan sangre de humano para vender, aunque nunca la he querido probar, no es que me haga mucha gracia. Lo más seguro es que todavía las estén preparando y estén vivas. No creo que puedas salvarlos, es casi imposible entrar en la granja de sangre. Y como no puedes salvarlos, por ahora te quedarás aquí. No vamos a hacer nada por ahora. Y estamos en Nueva York.-Coge aire- creo que con eso respondo a todas tus preguntas.
-Sí, las responde. Y ahora me vas a dar un mapa de la ciudad y me vas a decir donde está esa granja porque si hay una mínima posibilidad de salvar a la gente del pueblo, la salvaré, digas lo que me digas. También necesitaré armas.
-No, te quedarás aquí. Es imposible que lo consiguieras tu sola, ni aunque solo sacases a tus padres de allí.-dice más serio.
-¡Me da igual!-le grito-pienso ir sea como sea y salvar a mis padres, aunque muera en el intento.
-¡No!-se levanta del sillón en el que se había sentado-¡Te matarán antes siquiera de que llegues!-grita
-¡Pues entonces dime como entrar para que eso no pase!-grito yo también.
-¡No y punto!-me grita de nuevo. Y antes de que pueda replicarle se me acerca como una bala y me tapa la boca- Mira, -me dice en voz baja- He pagado diez mil dolares para poder salvarte, y no creo que pudiera comprar a tus padres, sería demasiado dinero que no tengo. Además, si vas tú. Tu no eres la única perjudicada. Si te pillan a ti me pillan a mi, está registrado que YO, te he comprado A TI, y no me da la gana, ¿vale? Ahora estate calladita un rato, mañana puedes seguir replicandome. ¿Entendido?-Me quita la mano de la boca.
-Sí-digo yo también en voz baja, pero todavía cabreada.
-Bien, ahora sígueme, te enseñaré tu cuarto.-Me lleva al cuarto de invitados y me deja sola, aunque cierra la puerta con llave cuando sale. -Ni se te ocurra escaparte-dice desde el otro lado de la puerta.
Miré el cuarto a mi alrededor, era parecido a mi cuarto, pero más moderno. Las paredes eran de color blanco y en ella había una cama de madera con las colchas también blancas, un armario de madera, una mesilla de noche de madera y un escritorio también de madera. También tenía una ventana que daba a una calle con lujosas casas con jardín y coches lujosos aparcados en ellas.Y la ventana era también de madera. De roble. Pensaba que los vampiros odiaban la madera de roble, ya que es de las pocas cosas que pueden matarlos. De repente se fue mi enfado y entro en fase la curiosidad, así que me acerqué a la puerta (también de madera de roble) del cuarto y toque un par de veces, luego me senté en el suelo apoyada en la puerta. Toco otra vez, pero más fuerte y oigo unos pasos amortiguados por la gigante alfombra que cubría todo el suelo de la casa, y de la que no me sabía el nombre.
-¿Qué quieres?-Me pregunta Jack aún enfadado.
-Oye...¿por qué hay tanta madera de roble en este cuarto si es una de las cosas que pueden matar a los vampiros?-le pregunto. No dice nada, pero finalmente contesta.
-Al ser tan peligrosa para nuestra raza, es venerada y admirada, por eso es tan cara y suele estar en casas de ricos.-mi dice visiblemente por mi cambio de humor.
-Ahh...-digo- Entonces eres rico, ¿no?
-Eres un poco bipolar. ¿No?-dice riendo mientras oigo como se desliza por la puerta hacia abajo pegado a la puerta. Y sin comer ni beber, nos encontramos hablando durante todo el día minutos después de habernos peleado.
Aaaaaaawwww. Bostezo, llevamos ya mucho tiempo hablando, y tengo mucho sueño, aunque solo es un poco después del mediodía. Sobre todo después de la comida que me trajo Jack, tengo mucho sueño.
-Deberías ir a acostarte-me dice aún desde el otro lado de la puerta- tendrás mucho sueño.
-Vale-le digo- siento haberte gritado antes-me disculpo en un susurro casi inaudible.
-Yo también. Lo siento-se disculpa él también. Luego oigo como se levanta y se va. Por fin. Verdaderamente lo había pasado bien hablando con él, pero ahora que se ha ido, puedo planear bien como escapar para rescatar a mis padres. Pero justo cuando estoy forzando la cerradura de la ventana me doy cuenta de una cosa. ¿Qué es lo que estoy haciendo? Después de haber pasado el ramalazo de furia de antes, ahora podía pensar con claridad. Seguía queriendo salvar a mis padres, pero Jack tenía razón. Me matarían antes siquiera de llegar. Así que me dí la vuelta y me tumbé en la cama a descansar, para mi sorpresa, me dormí enseguida.
A la mañana siguiente (sí, dormí toda la tarde y toda la noche), me levanté e intente abrir la puerta, que para mi sorpresa, cedió enseguida, pues no estaba cerrada con llave... Raro. Salí de la habitación y olí algo salado. ¿Man-mantequilla? Caminé hacia el olor y este me llevó hasta la cocina. Allí estaba Jack, poniéndole mantequilla a unas tostadas.
-Buenos días-me dijo cuando me vio. Señaló un plato con varias tostadas- Sírvete.
Iba a replicar cuando mi estomago me recordó que al haber dormido tanto, no había ni cenado. Me dirigí a la mesa y me senté, cogí una tostada, la unté con mantequilla y me la comí.
-Oye, -me empezó a decir-como se que no vas a desistir, y que al final te van a acabar matando, he decidido ayudarte.
-¡¿En serio?!-pregunto entusiasmada.
-Sí, y esto es lo que vamos a hacer.-dice misteriosamente mientras me enseña un plano.
Beshus y hasta mañana!!
Holi!
ResponderEliminarDIOS ME HA ENCANTADO! espero que pueda salvar a sus padres de la granja de sangre *-* y yo le rompería más veces la nariz al rubio xD
Beshos
Muchas gracias *A* *////////*
Eliminarbeshus!!