[Storyteller] Maldito Chupasangre, parte 1

Holiii!!!! Hoy estreno sección nueva!! Y sip, se que no les había dicho mucho (aunque comenté algo sobre esto en la entrada anterior), así que os explico: dado que tengo un nuevo blog personal para subir mis dibujos, voy a eliminar el blog de Mil Historias por Contar, pero antes de eso, voy a publicar en este blog todas las historias que había publicado allí (pero corregidas xD), el tercer viernes de cada mes. Así que bueno, os dejo con la historia de este mes, que está separada en tres partes (en efecto, os haré esperar hasta el próximo mes para leer la siguiente parte). Por cierto, tiene alguna que otra palabrotilla (soy una malhablada xD)




El aburrimiento suele ser algo propio en mi, sin embargo, hoy no estaba aburrida, estaba demasiado nerviosa pensando en la prueba. ¿Que qué es la prueba? Bueno, como explicarlo, ahora que el mundo conocido solo está dividido en unas cuantas aldeas que sobrevivieron al "fin del mundo", nos hemos vuelto un poco rudimentarios, pero estamos orgullos de eso.Y bueno, en nuestra aldea, cuando cumplíamos los dieciocho, teníamos que pasar una prueba, en la que se determina nuestro valor. La verdad es que es más fácil de decir que de hacer, solo había que salir fuera de las murallas y pasar una noche solo en bosque. Y diréis, "pero si yo he ido de acampada un montón". En efecto, pero no habéis acampado con unos monstruos que te intentan comer el noventa por ciento del tiempo. Sí, monstruos, después del apocalípsis, a unos imbéciles se les fue un gas rarito, y aaalaaaa, leones, tigres, osos, lobos, tooodos mutados, incluso gatos y perros, casi parecía aquello un cliché en toda regla. Además, al finalizar la prueba, se nos concede una puntuación, por la que luego podemos elegir una serie de trabajos. Cuanta más puntuación, más trabajos podemos elegir. Aunque nunca nadie ha sacado diez, para ello hay que llegar sin un solo rasguño a la aldea, y además, no haber llevado comida, dado que esa es la razón por la que la mayoría acaban mal ya que el olor de la comida atrae a los monstruos. Nunca dicen lo de la comida, porque si sacas la puntuación máxima, puedes irte del pueblo, que es por lo que yo quiero sacar un diez en el examen. Y ahora que os he explicado todo, sigamos con la historia. Bueno, que estaba muy nerviosa, por que ayer había cumplido los dieciocho, y esa noche tendría que internarme en le bosque para mi prueba. Osea, a ver, tampoco es que nos tiren allí sin entrenamiento, todos llevamos entrenando para combatir esas cosas desde que somos unos críos, pero estaba nerviosa. Al cabo de un rato vino mi madre para decirme que preparara mis cosas. Fui a mi armario y cogí una mochila pequeña, metí una muda de ropa básica y un par de cosas de escalada, ya que mi plan era ponerme una hamaca en el sitio más alto de el bosque. Luego fui al "tocador" y me puse mis dos cuchillas en las fundas de los muslos. Me miré en el espejo. Hacía poco me había cortado el pelo justo a la altura de las orejas, para que no me molestara. Tenía el pelo de color rubio platino y los ojos azul hielo. Luego... la cocina. Allí me esperaba mi madre. No se como se tomará el que no vaya a ir con la comida de casa. Todos la llevaban de casa (se supone que es una tradición, pero en realidad es una prueba, si llevamos comida, nos quitan un punto de la prueba. Aunque nadie a logrado adivinarlo antes que yo, sí, son todos tontos). Pero por eso mismo muchos llegan sin brazo... o no llegan. Además, no quiero llevarla para sacar un diez, porque los que sacan diez, pueden abandonar el pueblo, y mi sueño era visitar la ciudad de Las Vegas, la cual nos habían enseñado en clases, aunque ahora debe de estar en ruinas. Bajé las escaleras que llevan a la cocina y mi madre en seguida me dio un abrazo y me quiso poner la comida en al mochila.

-Eleanor, esta mochila es muy pequeña, ve y coge otra para que quepa la comida -me dijo mi madre en tono protector.

-Gracias mamá, pero no voy a llevar comida- le respondí.

-¿Cómo que no?- dijo ella confundida.

-No me hace falta llevar, puedo cazar, además ya sabes lo que les pasa a algunos precisamente por llevar comida-le replique.

-Bueno... Supongo que entonces estarás más segura, eres una chica fuerte. Y no te vas a morir de hambre por comer menos dos días- dijo un poco triste. De repente sonó una trompeta. - Creo que deberías irte.

Me dio un último abrazo y se marcho a su cuarto. La tradición decía (sí, sí, son unos pesados con las tradiciones) que no podíamos despedirnos de nadie. Las celebraciones serían cuando llegase. Así que me encaminé hacía la muralla, donde me esperaba la "jefa" de la aldea. La jefa es la mujer más vieja de la aldea. Y es la única que nos dice adiós.

-Buena suerte Eleanor.-dijo ella amablemente.

-Gracias señora Willburg-le respondí.

Y después de esa super despedida, abrieron lo justo las puertas para que saliera y las volvieron a cerrar de golpe. En cuanto salí afuera me adentré con paso firme al bosque. No llevé comida, pero si agua. Pero no bastaba para dos días. Ese era uno de los retos a los que te tienes que enfrentar. Camine por el bosque poniendo el oído en oír agua. Después de más de dos horas sin un solo charco de agua, oí el sonido de un río. Desaceleré el paso y me agache. Fui despacio hasta el río y me paré en unos arbustos. Si yo bebo de un río, es que también lo han hecho otras criaturas. O lo están haciendo, como en mi caso. Saqué muy despacio el arco que llevaba a la espalda. El monstruo que tenía delante era como un oso, pero mutado. Y mucho más peligroso. Lo recomendable habría sido atacarle desde un árbol, pero si intentaba subirme a un árbol me descubriría. Cogí una flecha del carcaj que también tenía a la espalda y apunté a la cabeza. El bicho estaba bebiendo agua. Una respiración. Dos. Y solté la flecha. Solo se escuchó el silbido de la flecha y el sonido del chapoteo del bicho al caer al agua. Me acerque cuidando que no hubiera otros y recogí agua por el lado en el que el agua no tenía la negra sangre del bicho. En realidad los llamamos Mutados, pero yo prefiero el termino "Bicho". Después busque un lugar en el que poder dormir, preferiblemente que estuviera en las alturas. Al final encontré dos arboles que estaban bastante juntos y trepé hasta que las hojas de los dos arboles me tapaban de las miradas desde abajo. Me senté en una rama y saqué la hamaca que me traje. La até al árbol al que estaba encaramada y cogí el otro extremo de la hamaca. Mi plan era saltar hasta el árbol contiguo, dada su cercanía.

-Vale,- dije en voz alta -uno, dos y... -y salte a la rama del otro árbol. Se partió (no contaba con que las ramas pudieran no soportar mi peso). -¡Mierda!

Me agarré como pude a el extremo de la hamaca que había cogido, pero la tela se me resbalaba de las manos.

-Si es que soy gilipuertas -me regaño a mi misma en voz alta- mira que saltar...

Y encima, voy y me caigo. Solté tal grito que creo que desperté a todos los habitantes del bosque. Caí con los pies y me recorrió una descarga eléctrica por todo el cuerpo.

-Oh... perfecto... lo que me faltaba... encima me rompo el tobillo o lo que sea.-digo entre sollozo y sollozo. -¿podría ser peor?

Ahora me arrepiento de haber dicho nada. Sí. Puede ser mucho peor. Justo cuando intentaba levantarme usando un palo que encontré cerca de donde estaba, después de haberme vendado el tobillo, llega una manada de lobos mutados. Los lobos mutados son los más asquerosos de todos. Son enormes, negros, con los ojos negros y rojos, y siempre les sale sangre de entre los dientes.

-Bichos, ¿en serio?, ¿justo ahora?-digo con voz lastimera. Terminé de levantarme muuuy despacio. Agarre lentamente las dagas que tenía en los muslos. Las dagas eran mi especialidad. Pero no creo que ayudaran con el pie torcido.

Pero justo cuando el primer lobo se lanza contra mi, llega como una bala un vampiro y le parte el cuello. Sí, un vampiro. Y es que la radiación no solo afectó a los animales. También a algunos humanos. Que se volvieron en contra de su propia especie. Pero no son del todo los vampiros de los libros que se escribían antaño. Son rápidos, super fuertes, guapísimos, beben sangre... Pero no son inmortales. Y al contrario que en los libros, si pueden reproducirse. Bueno, que le partió el cuello al primer lobo. Luego se lanzaron al ataque los demás, que eran tres (no van en manadas tampoco muy grandes). En tres segundos los mato al los tres de la misma forma que al primero.

-¿Pero qué coño....?-pregunto. En ese momento el vampiro me mira y yo retrocedo hasta toparme con un árbol. Y, mierda, el tipo es guapísimo. Tiene el pelo negro, peinado como si acabara de levantarse, los característicos ojos dorados de los vampiros y unas pestañas negras y enormes. Y encima vestía de chulito. Cazadora negra, una camisa negra en la que había dibujado unos labios enseñando la lengua y que debajo ponía: The rolling stones (quizás un viejo grupo de música). También llevaba unos vaqueros desgastados y unas converser negras. Yo también tengo unas (no puestas ahora), mierda. Me miró divertido. Sera cacho ca...

-¿Qué?-digo furiosa.

-Nada.-dice- Aunque deberías darme las gracias. ¿Sabes? Acabo de salvarte la vida.

Me quedé de piedra ante tal comentario.

-Claro, gracias por salvarme para no tener que lamer mis restos en vez de tenerme enterita-digo sarcástica.

-Y si piensas que quería beber tu sangre, ¿por que me hablas con tal descaro?-me dice con voz burlona mientras se cruza de brazos.

-Por que me sale del..-empecé a decir, pero me interrumpió.-He, eso no son palabras propias de una dama.

-Te voy a decir yo lo que son y no son palabras de una dama- dije cabreada.

-Calma, furia-dice el riéndose.-Nunca he salido de los límites de Nueva York y quería ver como erais los humanos, no voy a beber tu sangre.

-¿Nueva York?-pregunté sorprendida. Me habían hablado de ella en el colegio. -Se supone que esta deshabitada, y en ruinas.

-Deshabitada por humanos, furia- me responde. O, encima ya me bautizó.- En las ciudades en las que antes vivíais vosotros, y nosotros antes de convertirnos, vivimos ahora los vampiros.

-O, mierda, yo quería visitar Las Vegas -digo en voz alta sin querer. El muy cretino se ríe y yo doy un paso hacia el dispuesta a golpearle en todo el careto, pero piso con el pie roto y suelto todo mi repertorio de palabrotas de una vez.

-Creo que lo tienes roto- dice Don risitas.

-Me halagas con tu increíble observación-le suelto sarcástica.

-Déjame ver-me dice mientras se acerca y se pone de cuclillas junto a mi. Quiero alejarme pero me agarra el pie malo con fuerza y yo reprimo un grito.

-No lo tienes roto, por suerte, pero si dislocado. Te lo voy a colocar bien otra vez.- me dice examinándome el pie con cuidado.- Voy a contar hasta tres, esto te va a doler.

-Oh, perfecto-digo con sorna.

-Uno, doos..-y me lo coloca antes de decir tres. Y yo grito (espero que nunca tengáis que pasar por esto, por que duele mucho).

-Listo-dice Don risitas levantándose.-Por cierto, me llamo Jack.

-Yo Eleanor-digo poco convencida todavía de su amabilidad.

-Bueno, y, ¿hay alguna razón por la que hayas venido sola al bosque, y además te tires de un árbol abajo?-dice burlándose.

-Pues sí, la verdad. Y ahora, no podré completarlo por culpa de este estúpido tobillo.-le replico. Ahora no podré sacar un diez en la prueba y poder irme a Las Vegas.

-No insultes al tobillo, fuiste tú la que se lo dislocó, los tobillos no se dislocan solos.- me reprende. No pude aguantar la risa.- ¿Acabas de reírte? Creo que he batido un record.

-¡Pero serás... -empiezo. Pero él me interrumpe antes de que pueda terminar la frase:

-¿Y cual es esa razón por la que estabas sola en el bosque?

Y a saber por que, le cuento todo lo de la prueba, el pueblo, la hamaca que tenía pensado hacer...

-Entonces, si quisieras sacar un diez en la prueba esa tendrías que llegar con el tobillo bien, ¿no?-dice en las nubes.

-Sí, pero es evidente que en una noche no me voy a curar-digo.

-Bueno... eso depende...-dice pensativo.

-... Depende de que....? - le ayude a que siguiera hablando.

-Bueno, si te diera un poco de mi sangre el tobillo se te curaría en una noche y dejarías de cogear, además, solo te sentirías rara durante un tiempo, hasta que la sangre saliera de tu organismo- dijo

- ¿Qué?-dije en voz baja y ronca- Jamas probaría ni una gota de tu estúpida sangre vampiro- terminé por decir con el más profundo odio.

-He, he, tranquilízate furia... No pasa nada por hacer trampas, solo tienes que probar un poco, y ya podrás sacar un diez en tu querido examen- dice tan tranquilo como si nada. (Aunque se le veía en la cara que me tenía miedo).

Me lo pensé. Si le dejaba que me diera su sangre podría curarme antes de mañana y podría sacar la máxima nota en el examen, y así poder irme del pueblo... Aunque siempre he odiado a los vampiros y la sola idea de probar su sangre me da escalofríos... Pero tengo curiosidad y además podría irme del pueblo...

-Vale- dije a regañadientes- Probaré tu sangre para poder sacar un diez...

Entonces él sonrió y cogió un trozo de madera de roble y se lo puso encima de la muñeca. Espera ¿madera de roble?. Oh, es verdad, en la escuela nos enseñaron que el único material que puede dañar a los vampiros, por alguna razón, es la madera de roble, y ninguna otra.

-Mierda-dijo con cara de dolor- me pase un poco.-Y tanto que se pasó, tenía la muñeca toda llena de sangre.

-Que idiota... Venga, acabemos cuanto antes- le dije.

Luego me acerque y el acercó su muñeca a mi boca. Pegue los labios a su muñeca cerrando los ojos para no mirar y bebí un poco. De repente sentí el deseo de beber más. Era increíblemente deliciosa y succione más.

-¿Eh? ¡¿Qué..!?- dijo él- Para, es como me dijeron... Los humanos también os sentís atraídos por nuestra sangre, igual que nosotros a la suya.... ¡Para!

No. Quería más, un poco más, más... De repente la muñeca de Jack salió despedida hacia atrás y yo desperté del trance en el que me encontraba hacía un momento.

-¿Qué... qué me ha pasado?- pregunté aturdida.

-Has bebido de mi sangre y has entrado en un trance que...-dejé de escuchar, empecé a ver puntos negros en mi campo de vista y los oídos se me taponaron. Me desmayé

Me desperté tumbada en el suelo, con la cabeza encima de una chaqueta.... ¿Una chaqueta? Me levante en menos de un segundo y desenfundé mis cuchillos. Espera, ¿qué? me levanté en menos de un segundó literalmente... Entonces vi a un chico apoyado en el árbol de alado mirándome con una sonrisa burlona y expresión divertida. Mierda, ahora me acordaba. Ayer. La prueba. El tobillo roto.... Y Jack, ese maldito chupasangre.

-Vaya, ¿ya te has despertado?- me preguntó- ¿Como te sientes? Veo que ya no te duele el tobillo.

¡Cierto! El tobillo ya no me dolía, al parecer había funcionado, y por eso me había levantado tan rápido.

-Mejor...-le respondí. Entonces me dí cuenta de que ya era de día, de hecho, ¡era ya casi mediodía! Tenía que irme a menos que quisiera que me tomaran por muerta.

-Ya es mediodía, tengo que irme- le dije mientras daba la vuelta.

-¿Ya? Al menos podrías darme las gracias ¿no?-me dijo. Lo pensé. Odiaba a los vampiros, pero este en especial no había hecho nada más que ayudarme. Así que mientras caminaba camino al pueblo le dije:-Gracias.... Jack
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Espero que os haya gustado *//////* Tuve que corregir un montón de cosas y que cambiar algunas porque si no, no tenían sentido xD

Beshus y hasta mañana!!

Comentarios

  1. OMG!!!!!!!!! ME HA ENCANTADOO!!! O sea... está genial!! incluso grité cuando Eleanor se calló del árbol y se torció el tobillo!
    Quiero la siguiente parte!

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  2. Muy buen capitulo ^^, es interesante ^^
    saludos n.n

    ResponderEliminar

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